Responsabilidad: constancia, la clave del éxito

Mucho se habla del éxito y de los estereotipos que abarca el concepto. Podríamos pensar que los grandes emprendedores son personajes con inteligencias por sobre el promedio desde donde se podría justificar sus hazañas.

Lo cierto es que la inteligencia (al menos el concepto lineal que la mayoría maneja del termino) no es el punto diferenciador entre aquellos que logran el éxito y los que se quedan en el pantano de los lamentos.

Antes de seguir profundizando en la intención argumentativa entenderemos la palabra éxito como la capacidad de materializar en la experiencia una idea, sobre esta premisa entregaremos el sustento sobre el cual se han movilizados los grandes emprendedores y revolucionarios sistémicos del la humanidad.

Para nadie es un misterio que todos aquellos que han logrado acceder al éxito han debido pasar primeramente por el fracaso, intentos y aciertos en un circuito vital en cualquier proceso de aprendizaje. Aquí es donde se desmarcan los unos de los otros, y donde el convencional concepto de inteligencia (lineal enmarcada en el dogma del cociente intelectual) se desvanece ante el complemento de otras variables o inteligencia que podríamos llamar de muchas maneras pero que en este escrito denominaremos inteligencia emocional.

Cuando comprendemos que el tercer factor determinante en la IE (motivación) es la clave del éxito, nos comenzamos a preguntar de donde surge semejante factor sobre todo en momento donde el planeta se cae a pedazos y los sistemas anuncian a través de las voces fatalistas el fin del mundo.

Pues bien es acá donde más que nunca usamos las nuevas evidencias (propuestas hace mucho establecidas por la filosofía oriental y todos los maestros del pensamiento de la humanidad) provenientes de las neurociencia, la física cuántica y la más avanzada postura de la biología molecular: vivimos en el mundo de las ideas que a través de las creencias levanta la materia y las experiencias en el tiempo y el espacio.

Todos (sin excepción) aquellos que han tocado el éxito (en distintos grados) han logrado salir del pensamiento sistémico, creencia de masas o normalidad con la finalidad de materializar la visión. En esa dinámica han caído, han dudado, han fracasado pero nunca se han rendido ya que han confiando en eso que han construido sobre la base de la idea.

¿Pero como confiar en algo que no refleja resultados en el corto plazo? Pues bien es acá donde la confianza emanada del talento, del poder, del punto diferenciador de cada ser humano (puntualizo lo de cada ser humano porque todos poseemos un talento especial sin excepción) juega un papel primordial, ya que aquellas/os que desarrollan la idea sobre la base de los talentos construyen elementos de desarrollo movilizados por la pasión, la cual a su vez entrega constancia con el hacer ya que nos sentimos responsables con lo que hemos encontrado y leales con eso que creemos ser.

Sin embargo los talentos deben ser pulidos, desarrollados y sistematizados en hábitos que nos ayuden a fortalecer sinapsis y lograr de esta manera la sincronización de la mente subconsciente y la mente consciente y así fluir con naturalidad en una nueva y más potente personalidad que obtenga resultados y prosperidad.

Esto es solo parte de un programa de aprendizaje único en su tipo donde se configuran distintas ramas del conocimiento con la finalidad de extender la comprensión del concepto…

Coaching & liderazgo en tiempos de crisis -gestión del talento y trabajo en equipo-

Rodrigo Oyarzun G

Tucoachescritor

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